El error primordial 

Pudiese parecer que estas palabras vinieran a revelar algo nuevo, un encuentro con temas que recién han sido descubiertos, pero no es así.

Los Iniciados de todos los tiempos han reconocido en sí mismos que la naturaleza humana, que es interdimensional, al sumergirse en esta dimensión espacio - tiempo sufre un proceso de identificación con miles y miles de objetos físicos de esta Tierra que son proyectados hacía adentro en un efecto mental que los convierte en objetos mentales.

El ser humano que llega al planeta, inocente o ignorante en lo cual en un momento dado hay una honda equivalencia entre ambos conceptos, se incorpora a un cuerpo físico sin dejar de ser un punto u ojo de consciencia para este plano.

El conocido "error primordial" es esa identificación permanente, esos lazos con este mundo que se construyen a través de la permanencia y de cierta dificultad para darse cuenta de quién se es realmente: los sentidos arroban completamente al individuo al punto de perder toda memoria de su paraíso perdido, de su identidad espiritual, de su verdadero origen.

Para los Maestros de la antigüedad (en Egipto, India, China, etc.) encontrar el conocimiento de la conformación intrínseca o trascedente del ser humano y su desarrollo, es lo que podríamos llamar el encuentro del Santo Grial, aquel legendario vaso en que se recogió la sangre de Cristo.

Ese error primordial es justamente lo que permite que este escenario - planeta pueda ser una gran escuela cósmica viajera en la cual las chispas divinas llamadas seres humanos tienen la posibilidad de evolucionar. En él se encuentran personas con diferentes gradientes de progreso algunas de las cuales han descubierto que tan sólo son manifestaciones y hasta instrumentos de una consciencia gigantesca que repite el fenómeno de su propio aprendizaje infinitamente en astros, seres, humanos, células, átomos, etc.

El ser humano es parte de ese drama de consciencia cósmica y debe, como su oficio principal sea consciente o no, iniciar una marcha hacia un proceso en el que la identificación camina hacia atrás constantemente para que progresivamente surja el espíritu UNO.

Este proceso se inicia cuando el individuo se da cuenta de que su humana personalidad es en realidad una reunión de mapas mentales, de defectos y de aprehensiones que a la larga no contienen mucha utilidad en la evolución propia, más que la presión y la certeza de una profunda infelicidad. No es necesario explicar que los apegos a cada cosa de este mundo es lo que nos mantiene ligados a él y a sus sufrimientos.

Hay que decir que la belleza que hay en esta Tierra es justamente lo que nos empuja a pensar que hay algo mucho más grande y perfecto capaz de inspirarnos y que se ha manifestado en la naturaleza de este mundo en lo extremadamente pequeño y en lo infinitamente grande. Nuestro planeta es un paraiso, pero nuestra esclavitud mental no nos permite verlo en todo su esplendor.

La mente y las emociones son colecciones de miles de objetos que nos mantienen atrapados en la inconsciencia sin poder apreciar la belleza de la existencia y de las enormes variedades de realidades. Esos objetos mentales no permiten abrir canales para que surja de lo más profundo del ser humano la más nítida inspiración que lo ligará al instante presente. Quien lo pueda vivir y quien lo haya vivido podrá decir que es una nueva era personal de paz y armonía interiores.

El trabajo de la eliminación de esos agregados mentales y emocionales es el viaje más venturoso y hermoso que un ser humano puede emprender porque en el camino hallará la esencia de todas las cosas, aquello que subyace y que solamente una mente en vías de pulimento y limpieza puede comprender progresivamente.

El "error primordial" y el estado de ser de una persona sin trabajo interior es aquello que las escuelas serias de Iniciados desean enseñar a cambiar en la humanidad. Las técnicas para ello hace miles de años (y tal vez por siempre han existido) se han descubierto para que todo ser humano que golpee a las puertas de una nueva evolución las utilice. Por supuesto, a nadie se le obliga a dar ese paso.

Quienes han pasado por esta transformación interior normalmente se hayan agrupados en escuelas y logias (o en una ermita oculta) y esperan por aquellos que la naturaleza impele a trabajar en sí mismos con la idea de corregir ese "error primordial" que a pesar de que lo llamemos así, cumple con su tarea.Pudiese parecer que estas palabras vinieran a revelar algo nuevo, un encuentro con temas que recién han sido descubiertos, pero no es así.

Los Iniciados de todos los tiempos han reconocido en sí mismos que la naturaleza humana, que es interdimensional, al sumergirse en esta dimensión espacio - tiempo sufre un proceso de identificación con miles y miles de objetos físicos de esta Tierra que son proyectados hacía adentro en un efecto mental que los convierte en objetos mentales.

El ser humano que llega al planeta, inocente o ignorante en lo cual en un momento dado hay una honda equivalencia entre ambos conceptos, se incorpora a un cuerpo físico sin dejar de ser un punto u ojo de consciencia para este plano.

El conocido "error primordial" es esa identificación permanente, esos lazos con este mundo que se construyen a través de la permanencia y de cierta dificultad para darse cuenta de quién se es realmente: los sentidos arroban completamente al individuo al punto de perder toda memoria de su paraíso perdido, de su identidad espiritual, de su verdadero origen.

Para los Maestros de la antigüedad (en Egipto, India, China, etc.) encontrar el conocimiento de la conformación intrínseca o trascedente del ser humano y su desarrollo, es lo que podríamos llamar el encuentro del Santo Grial, aquel legendario vaso en que se recogió la sangre de Cristo.

Ese error primordial es justamente lo que permite que este escenario - planeta pueda ser una gran escuela cósmica viajera en la cual las chispas divinas llamadas seres humanos tienen la posibilidad de evolucionar. En él se encuentran personas con diferentes gradientes de progreso algunas de las cuales han descubierto que tan sólo son manifestaciones y hasta instrumentos de una consciencia gigantesca que repite el fenómeno de su propio aprendizaje infinitamente en astros, seres, humanos, células, átomos, etc.

El ser humano es parte de ese drama de consciencia cósmica y debe, como su oficio principal sea consciente o no, iniciar una marcha hacia un proceso en el que la identificación camina hacia atrás constantemente para que progresivamente surja el espíritu UNO.

Este proceso se inicia cuando el individuo se da cuenta de que su humana personalidad es en realidad una reunión de mapas mentales, de defectos y de aprehensiones que a la larga no contienen mucha utilidad en la evolución propia, más que la presión y la certeza de una profunda infelicidad. No es necesario explicar que los apegos a cada cosa de este mundo es lo que nos mantiene ligados a él y a sus sufrimientos.

Hay que decir que la belleza que hay en esta Tierra es justamente lo que nos empuja a pensar que hay algo mucho más grande y perfecto capaz de inspirarnos y que se ha manifestado en la naturaleza de este mundo en lo extremadamente pequeño y en lo infinitamente grande. Nuestro planeta es un paraiso, pero nuestra esclavitud mental no nos permite verlo en todo su esplendor.

La mente y las emociones son colecciones de miles de objetos que nos mantienen atrapados en la inconsciencia sin poder apreciar la belleza de la existencia y de las enormes variedades de realidades. Esos objetos mentales no permiten abrir canales para que surja de lo más profundo del ser humano la más nítida inspiración que lo ligará al instante presente. Quien lo pueda vivir y quien lo haya vivido podrá decir que es una nueva era personal de paz y armonía interiores.

El trabajo de la eliminación de esos agregados mentales y emocionales es el viaje más venturoso y hermoso que un ser humano puede emprender porque en el camino hallará la esencia de todas las cosas, aquello que subyace y que solamente una mente en vías de pulimento y limpieza puede comprender progresivamente.

El "error primordial" y el estado de ser de una persona sin trabajo interior es aquello que las escuelas serias de Iniciados desean enseñar a cambiar en la humanidad. Las técnicas para ello hace miles de años (y tal vez por siempre han existido) se han descubierto para que todo ser humano que golpee a las puertas de una nueva evolución las utilice. Por supuesto, a nadie se le obliga a dar ese paso.

Quienes han pasado por esta transformación interior normalmente se hayan agrupados en escuelas y logias (o en una ermita oculta) y esperan por aquellos que la naturaleza impele a trabajar en sí mismos con la idea de corregir ese "error primordial" que a pesar de que lo llamemos así, cumple con su tarea.

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