Acercamiento a la biografía y al pensamiento del Gran Maestro Constant Chevillón 

El Gran Hierofante o Gran Maestro General Constant Chevillón fue un activo organizador de las sociedades secretas de la Europa de la primera mitad del siglo XX. Entre sus más destacadas acciones está haber iniciado a Robert Ambelain y ser su maestro. Robert Ambelain marcó una poderosa pauta en el esoterismo occidental en la segunda mitad del siglo XX y por supuesto, en los Ritos Egipcios.

La circunstancias que rodearon la muerte de Constant son terribles. Su inmolación a manos de los nazis en un oscuro y sucio calabozo de la Francia colaboracionista hacia fines de la segunda guerra mundial (1944), es el ejemplo más grande de compromiso con los altos ideales y con la encarnación de la lucha de la Masonería en contra de todas las tiranías por poderosas que éstas sean.

Muy a pesar de la ocupación nazi en Francia y Austria, Chevillón mantuvo abiertas clandestinamente logias y mantuvo viva la esperanza del retorno a la libertad y jamás renegó de su Masonería. Los habitantes del futuro, que somos nosotros y que "vivimos en tiempos de paz", tenemos el deber de valorar su sacrificio y de emular su ejemplo de tenacidad y total firmeza en el propósito.

Para nosotros en Colombia es necesario unirnos a esa lucha por superar la oscuridad que reina sobre grandes porciones de nuestra sociedad. El primer paso será avanzar en que nuestros adeptos logren iluminar su pensamiento y su corazón en la reflexión de las premisas que exponen nuestros antiguos Maestros.

Por ello, una nueva forma de Masonería plena de consciencia no debe hincar su rodilla ante quienes constantemente derruyen la moral social de nuestra sociedad y menos, ante quienes corrompen y se sirven de la Orden para satisfacer sus apetitos para convertirla en una herramienta utilitarista. Chevillón ha explicado ya el compromiso moral de los masones, por ello, y por las múltiples enseñanzas de los Grandes Maestros, nuestra Masonería debe seguir esos ejemplos e indicaciones y no buscará estar entre los poderosos para recibir sus favores a cambio de los silencios cómplices y pagados porque somos conscientes de la esencia materialista y la poca o ninguna calidad moral de muchas de las personas que tienen la responsabilidad de manejar lo público y aun lo privado en nuestro país, y que de paso hace favores a personas ingresadas en la Masonería ritualmente, pero que definitivamente no son masones. Esto es un tema de personajes aislados, pero ese tipo de individuos le dan mal nombre a una Augusta Institución, la que no merece ser presa de la desolación de los valores y de la moral relativa, aquella que funciona cuando conviene.

Hay que recordar que el masón es un hombre limpio de consciencia, lo cual lo hace verdaderamente libre. Es un trabajador, un investigador, un ser que comprende que su tiempo en este plano es limitado y que estar vivo en la Tierra es una oportunidad para evolucionar.

No iremos tras los "colosos con pies de barro" - como dice Chevillón - que pronto caen sin poder volverse a levantar. El ejemplo de este gran Masón que fue Constant Chevillón al ofrendar su vida por la libertad de la humanidad, es algo tan enorme que tan sólo lo podemos emular en la humildad de las posibilidades y de los tiempos nuestros.

Todo masón se hace fuerte en el conocimiento y en el despertar de su corazón, se hace fuerte en el respeto y el trabajo por la gran familia que es la humanidad el cual es su escenario de trabajo natural.


Masonería Egipcia en Colombia
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